¿Quién no ha visto esas simpáticas pegatinas de la familia en el vidrio trasero de los automóviles? Todos los miembros aparecen personificados: los padres, los hijos, los abuelos y hasta las mascotas… Y, aunque no las inventó, el fenómeno de comercializar a la familia por medio de calcomanías fue idea de una panameña.
Empezó con una inversión de $100
Hasta hace poco Greta Baldrich, quien vive en la Isla del Encanto casada con un puertorriqueño, se dedicaba al cuidado de su hogar. Pero el éxito que ha tenido la ha obligado a combinar la crianza de sus tres hijos (dos gemelas de 8 años y un pequeñín de 2) con el mundo de los negocios.
Su jornada empresarial comenzó hace poco más de año y medio luego de un viaje que hizo a su natal Panamá. Allí se encontró con Giselle Chevalier, una amiga de la infancia, quien tuvo la idea de imponer esta moda en Panamá, aprovechando que su esposo tenía una fábrica de ’stickers’.
“Fue mi amiga quien explotó el mercado en Panamá. Se le metió esa idea en la cabeza y pegó. Luego me propuso que viera la posibilidad de venderlas en Puerto Rico y me gustó el proyecto”, recuerda Greta, de 37 años.
Lo que esta ex ama de casa nunca se imaginó, fue que la idea sería la llave de entrada a su propia empresa.
Greta le compró a su amiga 100 dólares en stickers y al regresar a Puerto Rico empezó a venderlos a mamás en la escuela de sus hijas. Las vendió tan rápido, que días más tarde tuvo comprar más.
El segundo pedido que hice fue por 2 mil dólares y también se vendió como pan caliente”, cuenta Greta. Fue tal el boom que no demoró en hacer un pedido más grande, esta vez de 20 mil ’stickers’.
Pero como todo en los negocios no es color de rosa, esta empresaria también tuvo sus trabas. Panamá estaba en plena época de elecciones y la imprenta que producía los stickers tenía ordenes muy grandes de propaganda para los partidos políticos del país.
“Hacía los pedidos, pero no tenían capacidad de producción y las órdenes siempre llegaban incompletas. No podía cumplirle a mis clientes y me copiaron la idea”, agrega la empresaria.
Pero Greta logró superar el tropiezo y al ver que la competencia se había metido en su negocio, rápidamente hizo algunos cambios en los diseños de sus stickers y los patentó, en sociedad con el esposo de su amiga, para ser así los “únicos dueños” de la idea y proteger su producto de los competidores.
A los tres meses de haber empezado Familia Abordo (el nombre que le dieron al negocio), habían vendido tanto que decidieron asociarse con las hermanas de su esposo y fue así como Camille y Lisa Baldrich se unieron para darle más forma al negocio.
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